Los conflictos internos del siglo XVII

Los Reyes Católicos habían construido el nuevo estado que se había estructurado como un conjunto de reinos unidos por tener los mismos monarcas pero que mantuvieron sus propias leyes e instituciones. Durante el siglo XVI y el XVII este sistema se mantiene e incluso se amplia con la incorporación de Portugal, pero en el s. XVII las crisis internas hacen que por momentos parezca que los reinos integrantes de España se vayan a separar de nuevo como en tiempos medievales como veremos más adelante.

1. La expulsión de los moriscos, 1609.  La expulsión de los moriscos, es decir, de la minoría musulmana que vivía en España desde Al- Andalus. Fue una medida populista tomada por Felipe III para disimular el fracaso de la guerra en Holanda (prácticamente ya independiente y con la que tuvo que firmar una tregua indefinida en abril de 1609).

La expulsión fue catastrófica pues los moriscos eran sobre todo trabajadores del campo y, por ejemplo, ese año en Valencia y Aragón la cosecha se quedó sin recoger por falta de mano de obra. Sin embargo, el pueblo vio bien la medida pues envidiaban, en tiempos de crisis, las mejores condiciones de vida de los moriscos. En conclusión, se les expulsó para desviar las críticas y contentar a la opinión pública. 

Desde una perspectiva moral la expulsión de los moriscos fue un acto de barbarie e intransigencia religiosa y política. Se les dio 3 días para abandonar el país con las propiedades personales que pudieran llevarse. Aproximadamente, 112.000 personas fueron echados de su país por la sencilla razón de que eran diferentes: hablaban otra lengua, tenían otras costumbres y adoraban al mismo dios de forma distinta.
Los 127.000 moriscos expulsados o muertos representaban un 30 % de la población valenciana. La perdida demográfica fue terrible y la repoblación tardo cerca de un siglo en llenar parcialmente aquel vacío.
En el orden económico se vio privada la nación de la población más útil, productora y contribuyente.
Los campos quedaron sin cultivo. Los señores territoriales perdieron muchas de sus rentas. Las fortalezas feudales fueron derribadas y sus dueños, que no podían defenderse por la falta de vasallos, se concentraron en las ciudades. La industria falta de brazos se arruinó cerrándose las fábricas y talleres. (Del libro Tres milenios de historia de España de A. Domínguez Ortiz)

2 Movimientos separatistas en Cataluña y Portugal

Desde el siglo XVI en España hubo una tendencia política centralizadora, siguiendo el modelo de Castilla, el reino más poderoso,  y una tendencia descentralizadora que buscaba el mantenimiento de las leyes (fueros) e instituciones particulares de cada territorio (sobre todo en Aragón, Valencia y Cataluña).

a) Cataluña. El problema empezó cuando el valido de Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares, trató de que los demás reinos peninsulares colaboraran al mismo nivel que Castilla con impuestos para mantener el ejercito y las guerras (España estaba participando en la guerra de los Treinta Años). Este proyecto de Olivares, conocido como la “Unión de Armas” provocó la crisis más grave del siglo XVII, la crisis de 1640.
Las Cortes Catalanas (1626 y 1632) se negaron a apoyar la Unión de Armas (Valencia y Aragón, aunque con limitaciones, colaboraron). Olivares decidió obligar a Cataluña por la fuerza. Su plan fue el siguiente: hizo que en la lucha contra Francia el ejército español cruzara por Cataluña con la intención de provocar al pueblo catalán e iniciar así una revuelta. Efectivamente, esto provocó un levantamiento revolucionario del pueblo catalán contra las tropas reales (esta revuelta popular se conoce como els segadors) pero el Conde-Duque se equivocó al pensar que vencería a los catalanes fácilmente y así los obligaría a aceptar la Unión de Armas.

Los rebeldes catalanes pidieron ayuda al rey de Francia que les apoyó convirtiendo a la región en un protectorado francés.

Desde 1640 hasta 1652 en que se reconquista la zona,  Cataluña se declara independiente de España. Al final las propias Cortes Catalanas prefieren volver a ser parte de España que a continuar con Francia (pues resultaba incluso más caro mantener los gastos del ejército francés). Finalmente en la Paz de los Pirineos de 1659 (entre Francia y España) se fija la frontera entre los dos países a lo largo de los Pirineos (por lo que Cataluña perdió sus territorios del Rosellón que pasaron a Francia)

b) Portugal. Animada por la rebelión catalana y con apoyo militar inglés, Portugal también se rebela. Las Cortes portuguesas proclamaron a su propio rey. Felipe IV creyó que fácilmente derrotaría a los rebeldes pues no tenían un ejército importante y, sobre todo, había obtenido la garantía de Francia y de Inglaterra de que no intervendrían en el problema portugués. Sin embargo, Francia e Inglaterra no cumplieron los acuerdos y ayudaron con dinero y soldados a Portugal con el objetivo de debilitar a España. Finalmente, después de una guerra, Portugal logra la independencia en 1668.

c) Otras zonas. En plena crisis de la monarquía, hubo levantamientos separatistas en Andalucía, Aragón y Nápoles. Todas las rebeliones, excepto la portuguesa, fueron controladas por Felipe IV pero manteniendo los fueros de los diversos reinos.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

*