La posguerra (1939 – 1953)

Cuando terminó la Guerra Civil en abril de 1939, Franco continuó siendo jefe del Estado y del gobierno, generalísimo de los ejércitos y jefe del Movimiento nacional, el partido único creado en 1937. Esta concentración de poderes permitió a Franco imponer su voluntad de gobierno. Franco fue creando un conjunto de instituciones y leyes (Las leyes fundamentales),  que definieron los principios antidemocráticos del régimen. Durante la guerra ya se había elaborado el Fuero del Trabajo (reglamento laboral que prohibía los sindicatos).

En los años cuarenta se promulgaron otras cuatro leyes importantes:

  • la Ley Constitutiva de las Cortes: Una sola cámara, la mayor parte de los diputados o procuradores no eran elegidos por sufragio universal, sino nombrados directamente por Franco o formaban parte de las Cortes por ocupar un alto cargo en la administración.
  • el Fuero de los Españoles: Declaración de derechos y deberes pero sin ninguna garantía democrática.
  • la Ley de Referéndum Nacional: Reconocía el derecho de los españoles al voto, pero las pocas veces que se llegaron a realizar elecciones, estuvieron manipuladas.
  • la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado: Le permitía a Franco nombrar a su sucesor.

Estas leyes también estaban destinadas a ofrecer una imagen exterior más favorable a los países democráticos, sobre todo después de la derrota de Alemania.

Franco  se apoyó en la Iglesia Católica, que aprobó la legitimidad del nuevo estado (Francisco Franco, Caudillo por la gracia de Dios, era la leyenda en las monedas) y recibió a cambio privilegios, como el dictar la moral social, las costumbres y el monopolio en la educación. Puede decirse que se  produjo una identificación del régimen con el catolicismo.

1. Economía en la posguerra.

Desde 1939 hasta 1953 España sufrió la depresión económica y el aislamiento internacional.

La derrota de Alemania en la II Guerra Mundial afectó a España por el apoyo que había prestado Franco. España queda aislada del resto de países de Europa.

España entonces tiene que practicar una política que se llama de “autarquía”, es decir autosuficiencia: en el país se produce lo que se consume y prácticamente no hay comercio exterior.

Solo Portugal (también en dictadura) firmó con España el Pacto Ibérico de amistad y colaboración. También Argentina proporcionó a España trigo y carne, que aliviaron la miseria y el hambre del país.

Las consecuencias derivadas de la política autárquica fueron penosas para la mayoría de la población española:

  • Estancamiento económico. Los índices de renta y productividad no consiguieron alcanzar los niveles de 1935 hasta la década de los cincuenta
  • Insuficiente producción nacional de cereales y otras materias primas para toda la población. Para asegurar la distribución de los productos de primera necesidad se crea la cartilla de racionamiento de los alimentos (entre 1939-1952) que fijaban la cantidad y tipo de alimentos que una familia podía adquirir por día.
  • Como consecuencia de lo anterior, se desarrolla el estraperlo o mercado negro, cuyos precios eran tres veces superiores a los oficiales.
  • Fuerte inflación (subida del nivel general de precios que produjo una disminución del valor del dinero).

2. Cultura

La cultura española durante la posguerra sufrió las negativas consecuencias de la guerra civil: algunos de sus principales representantes habían muerto durante la guerra (Unamuno o García Lorca); muchos se exiliaron, como Juan Ramón Jiménez, Alberti y Cernuda. La situación cultural de posguerra se caracteriza, pues, por una ruptura con el periodo anterior. La cultura está controlada por la censura oficial que condiciona sus contenidos para que se ajusten a los principios ideológicos del régimen. Todo esto empobrece el panorama artístico y cultural. La censura afectó al pensamiento  y a la creación artística (los libros, los periódicos, las revistas y las películas son controladas por el régimen). Por otra parte, se desarrolla una cultura española en el exilio con intelectuales que representan el pensamiento liberal (Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén, Ramón J. Sender y Américo Castro)

3. Conclusiones

Los años cuarenta terminaron con una profunda crisis económica de graves consecuencias políticas y sociales. La inflación, el paro y los bajos salarios, junto con las malas condiciones de vida de la mayoría de la población, provocaron tímidos conflictos sociales (huelgas de Bilbao de 1948, boicot a los transportes de Madrid y Barcelona, huelga general en Barcelona en 1951…). La política autárquica condenaba al régimen de Franco. El sistema no hubiera podido resistir por mucho tiempo aislado del mercado exterior.

Sin embargo, a partir de 1947 la situación da un giro radical. EE UU e Inglaterra que hasta entonces habían apoyado el bloqueo cambian su estrategia. Son los tiempos iniciales de la Guerra Fría y Franco que siempre había mostrado su anticomunismo pasa a convertirse en un posible aliado importante para las potencias contrarias  a la URSS.  De manera progresiva, España se va a ir incorporando a los organismos internacionales, las fronteras se vuelven a abrir lo que permite el comercio exterior, la salida de trabajadores españoles por un lado, y la llegada de turistas por el otro. El gobierno comprende que debe sacar provecho de la nueva situación internacional y cambia totalmente el modelo económico al sustituir el autarquismo por la economía de mercado (o capitalismo).

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